viernes, 27 de mayo de 2011

#Sarloen678


Así se marcó en twitter un tema del que se está hablando mucho: la presencia de Beatriz Sarlo en el programa televisivo "6 en el 7 a las 8".  Sí, sí..  llegué tarde, pero me dio ganas de opinar igual.

Lo primero que salta a la vista es que Sarlo es brillante, casi unánimemente reconocida por eso.  Es además sólida, precisa, analítica, interesante, profunda, muy formada.  Descolla del resto de los opositores en eso.  Y el otro día se destacó porque fue a 678 a debatir, dando por interlocutor válido a ese panel y a ese programa que no le gusta.  Una demostración de tolerancia y respeto que no muestra la mayoría de quienes festejan su supuesta victoria de visitante y en inferioridad numérica.   

Su formación, su trayectoria, su modo de ver el mundo, le dictan ser antikirchnerista.  Eso se sabía "antes" de que vaya al programa ultraoficialista, algunas veces demoledor, otras veces panfletario y otras leve como toda propuesta televisiva abarcativa, 678, a enfrentarse con un panel de gente inteligente, que destroza ante la frustración de espectadores opositores, noche tras noche, los argumentos de las corporaciones (periodísticas, profesionales, empresarias, políticas y académicas) contra el gobierno.

La visita de Sarlo fue muy promocionada en las redes sociales y despertó una gran expectativa en todo antikirchnerista que se ve representado (por izquierda y por derecha) por los contenidos de las columnas que escribe la intelectual en el diario ultraconservador La Nación o sus intervenciones en otros medios.  Claro, a periodistas opositores y ciudadanos que detestan el kirchnerismo se les daba la excitante oportunidad de ver humillados conceptualmente a quienes diariamente los frustran con imagenes y comentarios que muestran la gilipollez opositora que reproduce argumentos favorables a las corporaciones de siempre.

El programa estuvo muy bien, pero no fue de los mejores.  La pelea de egos opacó bastante la discusión de ideas.  Por ejemplo, me pareció mucho más rico el programa con Pacho o O´Donell, Di Meglio y Galasso, o el que contó con el tremendo testimonio de la nieta recuperada Victoria Montenegro, o el que estuvo Cox, o el que recibió al mismo Kirchner.  Digo, este útlimo, porque demostró que una cosa es analizar y otra gobernar.

Lo que define a Sarlo son los temas que elige y no lo que dice sobre esos temas.  Si dice que 678 manipula y es oficialista, no descubre nada, porque eso es explícito.  No hace falta ser un enorme intelectual para comprenderlo.  Basta con ver el programa.  Se hace un recorte de la realidad, que ellos consideran representativo de la verdad y los de pensamiento contrario lo ven distorsivo.  Pero es, efectivamente, un recorte intencionado, como siempre en los medios.  Obvio, también juegan intereses, como en todos los medios.  Si dice que 678 tiene falencias periodísticas, es cierto, muchas, pero no son mayores al resto de lo que se produce en Argentina.  La manipulación tampoco.  Especialmente respecto de lo que se emite por los canales masivos.  La diferencia es ética. 678 se autodenomina "mierda oficialista", se hace cargo, y los otros no.  Los otros hablan en nombre de "la gente" o de la "la verdad" o de la "objetividad" o de la "independencia", algo que sabemos que es imposible y por lo tanto mentira.  Si Beatriz Sarlo dice que Barone trabajó para esos medios demoníacos que ahora critica, es cierto.  Pero tampoco descubre nada, porque él lo reconoce a cada rato.  Si lo que se discute es que el estado, que somos todos, los oficialistas y opositores, no deberíamos solventar un programa oficialista y manipulador como 678, es discutible, pero conviene tener en cuenta que el estado pone más dinero en los medios privados opositores que en el canal público. Le pagamos directa o indirectamente, tanto al grupo Clarín como a Barone.  

También es importante decir que mucho de lo que sucede en el país en el juego de poder privado/estatal se invisibiliza en los medios masivos privados, que juegan claramente para un lado.  Sin el sistema de medios privados oficialistas y ALGUNOS programas de medios públicos, no nos hubiénsemos enterado del caso Noble, las sospechas de apropiación de hijos de desaparecidos, la caída de un juez por atreverse a juzgar a la dueña del imperio mediático argentino, las maniobras dilatorias para que no se llegue nunca a la verdad.  No nos hubiésemos enterado del asunto Papel Prensa y el abuso.  No se habrían puesto en cuestión los intereses detrás de ciertas empresas periodísticas autodenominadas independientes, como pasó frente a la ley de medios. Etcétera, etcétera, etcétera.  Teniendo una visión del establishment y también la del gobierno, muchas veces opuesta, el ciudadano común se encuentra en condiciones de elegir con un grado mayor de libertad.  Sin eso, somos menos libres, más vulnerables.   
  
Pero Beatriz Sarlo decide cuáles son los temas que le interesa debatir, que son los que propone el establishment y no el gobierno electo por el voto popular.  Y lo bien que hace en decidir hablar y analizar lo que se la canta, sin dar explicaciones a nadie.  Para eso están los intelectuales.  Para algo vivimos en un país con la mayor libertad de expresión, que vale la pena recordar, está garantizada por este gobierno tan criticable.

No le vamos a discutir la trayectoria ideológica, ni moral, ni ética, ni intelectual.  Solamente vale la pena marcar que opina con solidez y argumentos, pero exactamente como un gorila más. Basta con ver quienes la festejan.  Sirviendo, queriendo o sin querer, a los intereses corporativos.  Me parece a mí.   Que se yo, tampoco me la jugaría.

1 comentario:

  1. El kirchnerismo mueve gente, mueve multitudes, es hora de que quede claro que detrás no sólo hay adhesión sino un cuerpo, un sustrato ideológico que empuja. Pensar de otra forma es menospreciarnos.

    Creo que el intelectual kirchnerista resulta indispensable. Da sustento al fenómeno socio –político, se mueve en el campo de las ideas que nutren a la praxis.

    La ideología no es inocente, referencia al tejido complejo de la política inescindible de sus realizaciones. Es indispensable que la masa crítica que adscribe al modelo traduzca la diversidad y anclaje en las bases populares y en las generaciones más jóvenes, y responder cuestiones básicas como el por qué volvió la militancia y la política a la mesa de todos los días.

    La matriz idelógica kirchnerista deberá esperar en estos tiempos más beatrizsarlistas por lo que habrá que ser contundentes, argumentativos y sólidos.

    No hay lugar para la emoción, ni el sentimiento. Eso se reserva para un ámbito más amable.
    La oposición quiere otra cosa y hay que dárselo. El gobierno tiene con qué.
    Los pensadores populares deberán trabajar, trasmitir y salir del sótano a la plaza pública; allí está nuestra apropiación simbólica:
    que fluyan allí las ideas que compartimos, como también los cánticos y lo más folklórico del movimiento.

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