jueves, 28 de junio de 2012

#MOYANO

No podemos decir que Hugo Moyano, al menos desde que yo me acuerdo, haya realizado una sola acción contra los trabajadores que representa.  Los ha defendido siempre y generalmente ha estado del lado que me parece correcto.  Contra Menem en su momento, contra Clarín, junto al kirchnerismo, contra el Grupo A.  Si pensamos que uno de los gremios con mayores conquistas es el de los camioneros, queda claro que a su función la cumple, y la cumple muy bien.  Eso hay que dejarlo claro.  Bien claro.  Dicen que es corrupto, chorro, jodido, pesado...  se ha dicho de todo de Moyano.  Seré ingenuo, pero no me sumo nunca a este tipo de acusaciones, porque atrás siempre hay intereses iguales o peores por parte del acusador, entonces me da vergüenza repetir como loro lo que otros aseguran.

El problema es la democracia.  Moyano dejó muy en claro en estos días su autoritarismo.  Ya está claro que nuestro modelo sindical dominante es una suerte de monarquía, porque son cargos casi perpetuos, que hasta en algunos casos llegan a heredarse.  Hay una aristocracia en el ejercicio del poder de los sindicatos mayoritarios... digo, con excepciones, es gente que hace mucho dejó de ser trabajadora, para pasar a ser patronal.  Camioneros no es la excepción.  Podrán hacer bien su trabajo, pero que no hablen de democracia, diálogo y soberbia.  Ahora terminó de quedar en claro también, en tele, en vivo, que al paro y las acciones de protesta las decide él solito, sin consultar con nadie... las bases, los delegados, el resto de los dirigentes, bien gracias.  A confesión de parte, relevo de pruebas.  

También, de acuerdo a los números de acto, quedó claro que Cristina tiene mayor representatividad entre el conjunto de la clase trabajadora que Moyano.  

El problema sigue siendo la democracia, porque un país, lo gobierne quien lo gobierne, no puede estar en manos de un tipo que no eligieron las mayorías.  No importa si ese tipo de llama Biolcatti, Magnetto o Moyano.  Gobierna Cristina y legisla el Congreso, porque ambos fueron electos por el pueblo.  La única legitimidad para conducir los destinos del país está ahí, y si no funciona, el mandato vuelve al pueblo en su conjunto, para elegir un nuevo presidente que nos represente a todos...  Moyano quiere gobernar, como quiere gobernar Magnetto y como quiere gobernar Biolcatti, entre otros...  por suerte y por habilidad política de Néstor y Cristina Kirchner, eso parece estar bastante lejos.



viernes, 22 de junio de 2012

EN EL DÍA DE LA BANDERA, UN POBRE MENOS EN LA PATRIA

Otra muerte injusta.  Se llamaba Pablo Germán, como un queridísimo amigo mío y tenía nada más que 15 años.  A Pablo Germán Acuña lo mató la pobreza, la necesidad y la perversidad de un sistema productivo que se caga en su fuerza de trabajo.  Un muchacho que debería estar en la escuela, desarrollándose en algún deporte, la música, o simplemente rascándose el pupo en su casa, pensando en una chica que le guste, como tantos otros adolescentes de su edad, o soñando con un futuro mejor para él y su familia, encontró la muerte aplastado abajo de una pila de cajones cuando el camión en el que volvía de cosechar, volcó por accidente.  Fue en el día de la bandera.
  
En la zona donde vivo, el norte entrerriano, Chajarí y alrededores, la actividad económica más importante es la agropecuaria, con amplio predominio de la producción de citrus.  Una producción noble, deseable, porque emplea mucha mano de obra.  El problema es la calidad de ese empleo.  Por miserabilidades varias, concurrentes y confluyentes, perdió la vida un adolescente de 15 años que venía de trabajar en condiciones infrahumanas, otro de 17 está peleando por su vida y los demás pibes zafaron de pedo.  Sin hacer consideraciones particulares de este accidente, por llamarlo de alguna manera, no estamos hablando de un caso aislado, el transporte de personas como si fuera ganado para la cosecha se ve todos los días.  Nuestra víctima de 15 se llamaba Pablo Germán Acuña, y su muerte simboliza la perversidad social a la que estamos acostumbrados.

Nadie que viva por acá desconoce dos o tres costumbres muy difundidas.  Toda generalización es injusta, pero entre la gente que más tiene de nuestra zona, especialmente entre quienes producen citrus, son  demasiados los que lloran que les va mal, aunque les esté yendo bien, los que evaden impuestos a mansalva y los que explotan salvajemente a sus empleados como se explotan a sí mismos.  Esto llega al punto que en varias oportunidades han sido agredidos los inspectores de trabajo, llegando en un caso a recibir machetazos.  En general no es un asunto de maldad personal, es costumbre.  El problema es que esta costumbre mata, o mejor dicho, mató, y mató muy fiero.  Una vida de 15 años truncada por la perversidad de nuestro modelo productivo que tanto pecho hace sacar a algunos.  Si este no es un límite, el límite dónde está.  Tiene que haber responsables que paguen, porque la vida de Pablo Acuña, aunque sea pobre, vale lo mismo que la de mi hijo.

Hoy la producción de citrus está en situación de desastre por las heladas, no lo vamos a desconocer.  Tampoco vamos a desconocer el tremendo esfuerzo de tantos productores para juntar un mango, ni la ingratitud de la actividad que a veces da mucho y otras veces quita...   pero tampoco nos vamos a engañar, a los peones se los ha explotado y despreciado siempre.   Al que piense lo contrario lo invito a preguntarle a los más pobres de nuestros barrios humildes, en qué trabajan y si están registrados o tienen alguna cobertura social aportada por el patrón.  Tenemos barrios enteros en Chajarí que nos toca ayudar desde la municipalidad porque trabajan en el citrus malpagos y de modo informal, muchas veces para gente rica, que vive en la opulencia. Eso sin contar a la gente que algunos traen de afuera porque tienen más necesidad todavía que los nuestros, nadie los ayuda y entonces son más baratos. 

Acumula guita el dueño (algunos, para no ofender, y al que le quede el saco que se lo ponga), que odia pagar impuestos y por lo tanto los evade, pero al empleado, ni seguridad.  El empleado del citrus local, que es el que le da la riqueza al dueño (nadie contrata un trabajador por bueno, sino porque lo necesita, porque le rinde), termina por depender del estado para su cobertura de salud, para tener un mínimo salario familiar que cubra los gastos de la escuela, para tener un pedacito de tierra como para levantar su vivienda precaria, para tener educación, abrigo e inclusive muchas veces para comer cuando el sistema los deshecha porque baja el laburo.  

Cuando dicen que el gobierno subsidia vagos, hierve la sangre, porque esta gente se rompe el ojete trabajando casi desde la infancia (si no los mata la negligencia), para enriquecer a otros y encima los ignorantes de sábana planchada los tratan de vagos porque en la puta vida pisaron un barrio y jamás los vieron salir en banda a la mañana temprano, a dejar su salud para ganar una miseria y ver que otro progrese a costillas de su trabajo.

No puede ser que Pablo Acuña haya muerto en vano.  ¿Queremos más adolescentes muertos por razones tan hijas de puta? ¿Vale algo la muerte injusta de un cosechador adolescente en Chajarí? ¿Tenemos muertos de primera y muertos de segunda? ¿Servirá para algo? Mientras los miserables privados sigan actuando y los miserables del estado sigan omitiendo, mientras le sigamos teniendo miedo al campo explotador, sin mirar al campo explotado, tengo la impresión de que veremos más cosas como estas... y peores.  

Eso no es lo peor.  Lo peor es la muerte del inocente, y que no veamos lo importante.  Que habiendo semejantes injusticias, el país haya estado en jaque dos veces, una por el precio de la soja y otra por el mínimo no imponible a los trabajadores mejor pagos del país.  Con toda la tropilla de dirgentes zoquetes por izquierda y por derecha, haciéndoles el caldo gordo a una banda de egoístas.  No paran el país por los explotados, por los chicos sin oportunidad, por los hacinados y los que mata la pobreza.  No lo paran por las injusticias que terminan con vidas como las de Pablo Acuña.  Al país lo para un sorete podrido en plata como Biolcatti, o un empresario disfrazado de trabajador, extorsionador como Moyano, siempre con el apoyo imprescindible de la corporación mediática comandada por otro sorete mafioso de cuarta...  

Si lo que digo es mentira, que me cuenten por qué el día de la bandera terminó en Chajarí con un pobre menos en la patria.  Yo sé que me van a putear y no me conviene hablar así, pero alguien lo tiene que decir.   

lunes, 11 de junio de 2012

LO QUE TENEMOS

Cuando hay brutales presiones para destruir la autoestima que tenemos como pueblo.  Cuando la mayor corporación des-informativa del país, el instrumento de presión de los dueños de todo, contrata un maestro del golpe de efecto para indignar ciudadanos de guardia baja, de modo que se vuelvan funcionales a sus intereses.  Cuando tiran bombas atómicas de pesimismo diariamente.  Cuando dedican el día entero a convencernos de que los argentinos somos una mierda, que ni votar sabemos.  Cuando están a punto de hacernos creer que nuestro pueblo no vale nada, es el momento de parar la pelota y pensar.  

Es el momento de sentarnos a ver lo que logramos, todos juntos, votando como votamos, con un poco de amor a nuestro país y a lo que somos.  Ver que los argentinos logramos un país con una enorme asistencia del estado a los que resultan desfavorecidos en el reparto de oportunidades.  Podemos sentirnos anchos porque nuestro pueblo no bombardea, no tortura, no sojuzga a otros países.  Tenemos un país con educación pública de docentes mal pagos, pero gratuita para todos, desde el jardín de 4 hasta terminar la universidad, y por favor comparemos con otros países ya que tanto les gusta.  Tenemos hospitales con problemas, pero que curan a miles y miles de pobres por día, sin cobrarles un peso, porque su vida importa.  Tenemos millares de pibes y adultos haciendo tareas solidarias en todo el país, a la misma hora que un puñadito golpea cacerolas y periodistas para comprar dólares.  Logramos una Corte Suprema independiente que no tienen otros. A los argentinos no nos sobra nada y sin embargo la mayoría acostumbramos a compartir, sobre todo allí donde hay menos para compartir; tanto que tenemos muy enojados a los egoístas.  La República Argentina, con el voto de nuestro pueblo, es de los pocos países en el mundo, sino el único, que tuvo la dignidad de juzgar a sus genocidas y hacer justicia con derechos plenos para los acusados, sin venganzas.  Para nuestras mayorías, un puto vale lo mismo que un heterosexual y puede formalizar su amor casándose.  Aún con sus casos de xenofobia, Argentina recibe inmigrantes abiertamente, como casi ningún otro país del mundo y los cobija dándoles los mismos beneficios que a los nativos...  y podría estar enorgulleciéndome de lo que somos varias páginas.  No es que seamos los mejores del mundo, pero tampoco la cagada de que nos quieren convencer, dale que te dale, todos los días, con diarios, revistas, tele, internet, radio.

No importa la porquería que nos quieran meter en la cabeza los comunicadores cara de bragueta, poniendo gesto de constipado para decirnos todos los días la porquería que creen que es nuestra sociedad.  

Estimados Nelson, Joaquín, Jorge, Luis, Mariano, Edgardo, Adrián, Marcelo, Eduardo, Samuel, van a tener que trabajar mucho más para convencernos de que somos una mierda.  Hasta ahora, su cara de bragueta solamente amarga señoras finas y piojos resucitados.     

PROBLEMAS EN SERIO

Sostengo que nuestros mayores problemas no son la crisis internacional, ni la pretendida mala praxis económica, ni el dólar, ni los subsidios a las tarifas, ni la crisis energética, como nos quieren hacer creer.  Sociedad y gobierno, de punta a punta del país, creo yo, tenemos como mayores problemas, lejos, por un lado la falta de vivienda y de perspectiva de poder resolver el angustiante asunto de la casa propia, y por otro el trabajo informal, como parte más importante del problema mayor que es la informalidad de nuestra economía.

Ambos problemas conspiran contra la famosa distribución del ingreso.  El alquiler que pagan mes a mes tantísimas familias, significa una bestial transferencia de recursos de quienes menos tienen hacia quienes más tienen, restando así potencial al consumo interno.  Encima la gente tiene la persistente costumbre de amarse, entonces se forman familias todos los días, aumentando la demanda continuamente.

Asimismo, el trabajo en negro obliga al estado a cubrir las prestaciones sociales que deberían solventar las patronales.  Así el estado, es decir, todos nosotros, pobres y ricos, gastamos (o mejor dicho, invertimos) mucho más de lo que deberíamos en dispensarios, hospitales, escuelas y asistencia social.  La cosa es más compleja y tiene más consecuencias negativas, pero lo dejo acá, para no escribir un mamotreto insoportable.    

Sí o sí tenemos que dar una respuesta, porque son cuestiones sumamente graves, diría que es una cuestión de supervivencia.  Más temprano que tarde, el tema de la vivienda va a estallar, y el del trabajo no registrado también, si viene una crisis que no permita sostener el fenomenal sistema de asistencia a los pobres que tiene la Argentina.  Cualquier avance en ambas materias, va a significar un salto a favor de la distribución del ingreso y del fortalecimiento del mercado interno.  Me parece que esta es la discusión que hay que dar, en lugar de pelotudear con el altar al dólar, o putear contra Moreno, el Indec o el aniversario de Página 12, como nos propone el Lilito Carrió del periodismo.  Son bombas de humo que tiran las corporaciones, usando periodistas que manejan el golpe de efecto, para que no se discutan los temas importantes, es decir, los relacionados a la distribución del ingreso.  En la municipalidad estamos trabajando en ambos frentes en la medida que el presupuesto lo permite, pero falta mucho.  

viernes, 1 de junio de 2012

CRISPADA


La cara del odio.  No estaban pidiendo un país más justo y solidario, no estaban quejándose de la desigualdad, de problemas en la educación o la salud pública. Quieren dólares.  El rotundo fracaso era esperable, por contradictorio.  Los caceroludos golpeaban ollas caras, con consignas egoístas, lo cual es un claro atentado contra cualquier construcción colectiva.  Sigan así muchachos que hay gobierno popular para rato.