jueves, 26 de mayo de 2011

Yo no entendí un carajo. A 8 años, gracias.

Estamos meta conmemoración, en Argentina por el 25 de mayo, en Chajarí por el 28 de mayo y entre muchos de nosotros, también conmemoramos que ya hace 8 años desde que asumió Néstor Kirchner la presidencia de la Nación, con todo lo que eso implicó hasta hoy.  De esto quiero hablar.

Yo no entendí de entrada cómo venía la mano.  De genética gorila, por izquierda y por derecha, no me entraba en la cabeza que un peronista podía liderar un país más parecido a lo que me parece bien.  Menos si venía de la mano de Duhalde.  Tuve razón yendo por la negativa otras veces.  El menemismo desde el principio sobraba muestras de ser una cagada, y terminó siéndolo.  Lo mismo la Alianza, que prometía sostener el modelo, nada más que con mejores modales.  Porque eso diferencia a los radicales, no la honestidad o la eficiencia o el compromiso, los diferencia los modales, el maquillaje y ninguna otra cosa.   Prometían continuar ese modelo de mierda, de exclusión, entrega y fiesta privada. Sumándole policías.  Peorrrr, claro.  Y fue peor nomás. Se fueron entre asesinatos de inocentes.

Pero claro, es facilísimo acertar yendo por la negativa.  Los guapos, los que saben leer política o los que tienen suerte, la pegan apoyando.  Eso es lo difícil. Apoyar y pegarla.  Bueno, no me pasó.  La pegaron otros, que votaron a Néstor.  Yo voté a Alfredo Bravo, más porque me inspiraba confianza y porque estaba realmente desorientado.  

Quiso la suerte, su capacidad y los caprichos de la historia, que Néstor Kirchner gane y se nos cuele por una hendija nada menos que a la Presidencia de la Nación.   Yo no tuve nada que ver con ese triunfo, que pasó a pesar mío, porque no lo entendí, no lo escuché y sobre todo no le creí.  


Luego asumió y no me molestó que gobierne, como sí me había pasado con Menem y De la Rúa, quizás porque su discurso de asunción me conmovió y le creí las intenciones.  Pero desde la total ignorancia, desde la simplicidad de un gil que vive para señalar, no me parecieron suficientes sus logros.  No fue revolucionario, fue un millonario gobernando, no conmovió las estructuras del país, tenía el favor de los peores medios de comunicación, no recuperó lo suficiente de lo que se había entregado, etc.  Pelotudo yo. No supe evaluar las relaciones de fuerza, ni mucho menos creí que estaba acumulando poder para meter mano en serio, donde había que meterla.  No entendí un carajo.


Y bueno, llegan las siguientes elecciones presidenciales y lo que me impulsaba a votar a Cristina era solamente ver a quiénes tenía en contra.  Lo peorcito según yo la detestaba y por eso me daban ganas de votarla.  Igual no me pareció suficiente, porque no había visto en la práctica los grandes cambios, o la voluntad de los grandes cambios.   Se supo que ganaba lejos enseguida, y entonces, porque su triunfo no estaba en duda, me pareció bien darle el voto a Pino, que lo sabía perdedor, pero quise que tenga voz en el espacio público nacional.  Era seductor su discurso y merecía que se lo escuche. Creí yo, en ese momento.  

La cosa estaba más clara pero yo no quise entenderla.  Si soy de izquierda. A las injusticias hay que terminarlas YA.  No sé cómo, pero ya. Já, "no se cómo", muy de progre de veras.  El hecho es que quisieron también millones, que gane Cristina, a pesar mío, otra vez. Cristina, Cobos y vos.  Yo no.  Pero ganó y enseguida empezó a meter mano, fuerte, sin pedir permiso, donde había que meterla.  

Resulta que cuando las papas quemaron y hubo que pararse en frente de las corporaciones, miramos para el lado de los progres de verdad y no estaban.  Compartían trinchera con la Sociedad Rural Argentina, Grondona, Clarín y La Nación.  Los progresistas que se autodenominan "de verdad", jamás estuvieron de este lado.  Néstor y Cristina lo habrán sabido siempre, pero yo no.  Entonces cuando la división de aguas fue tan clara, pero tan clara, pero tan, tan, tan clara como durante el conflicto de los sojeros, no volví a dudar.  Me paré de este lado. Del que tengo convicción que es el correcto. Miré para atrás, encontré una lógica nacional y popular, descubrí el camino, la estrategia, la intención. Y me parece que entendí.  Tardísimo, pero claramente entendí

En estos 8 años, vinieron los cambios fuertes, los mayores y  mejores cambios posibles con la configuración de las relaciones de poder que tenemos.  Cambios progresistas y populares.  Lo que se puede con la matriz ideológica reaccionaria de nuestras mayorías.  Habla cualquier gil, incluido yo, pero no son muchos los que logran un país más justo.  A pesar de todo. A pesar de los sapos y las contradicciones, propias de toda construcción colectiva.

Digo toda esta cháchara para elevar MI MÁS PROFUNDO AGRADECIMIENTO a quienes lo votaron.  Por la razón que sea. De suerte cuando no era conocido, por sabios, por peronistas, por orgánicos, por despechados, por lo que sea.  A 8 AÑOS, GRACIAS A QUIENES LO VOTARON. GRACIAS POR REGALARME ESTE FLOR DE PROYECTO NACIONAL, QUE JAMÁS PUDE HABER SOÑADO...  y ahora vamos por lo que falta.

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