martes, 27 de agosto de 2013

LA PAJA NO ES COMO EL TRIGO

Ojo con el microclima.  Ojo con mirarnos mucho el ombligo.  Ojo con encerrarnos en el círculo donde sólo está lo que nos gusta escuchar.  Ojo con la sobredosis de seisieteochismo.  La realidad está afuera.  La paja no es como el trigo.

viernes, 23 de agosto de 2013

¿QUÉ P.A.S.Ó. EL 11 DE AGOSTO EN CHAJARÍ?

Hablando de Chajarí, lo que pasó inobjetablemente es que el Frente Para la Victoria ganó por 10 puntos de diferencia y la ciudad sigue eligiendo nuestro proyecto.  Por manía comparativa nomás, cabe recordar que Massa ganó en Bs. As. por 6 puntos.

Pasó también que se perdieron muchísimos votos comparado con la elección 2011.  Pasó que en relación con otros distritos entrerrianos, tampoco fue una elección para estar conforme.  Pasó que se mejoró muchísimo lo realizado en 2009, donde no fue que ganamos por 10 puntos como ahora, sino que perdimos.   Pasó que sorprendió el alto caudal de votos de Alfredo De Angeli, por tratarse de un candidato mediático que no parecía demasiado serio.  Pasó que fue inesperado el tercer lugar de la UCR, teniendo en cuenta que en su lista había una candidata local.  Eso, entre otras cosas, pasó.  Ahora, ensayemos algunas posibles explicaciones sobre las razones del resultado.

Más allá de mi interés de parte.  ¿Cabe achacarle al intendente y equipo el margen relativamente bajo por el que se ganó?  Al parecer no, como tampoco puede culparse al intendente García de la derrota de 2009.  En ningún caso se votó contra el intendente.  La responsabilidad en ambos casos es ineludible, en el sentido que corresponde hacerse cargo de mejorar esos números, pero no se puede hablar de culpabilidad, porque en estas elecciones se vota otra cosa.

Puede ser que hayan restado votos algunos rumores internistas, la disminución abrupta de la asistencia social de la muni, en el intento de reemplazarla por políticas activas de autogestión laboral; la bestial campaña de destrucción mediática al gobierno nacional encarada desde varias corporaciones, las acusaciones constantes hacia nuestro proyecto provincial vertidas en la radio católica, el ajuste de tuercas a las motos, el escándalo de las fanas de los perros, el uso político del ambientalismo de pico, algún puntero que se pasó de lista sin avisar, un equipo municipal demasiado concentrado en la gestión que necesita salir un poco más, el pago de ganancias de parte de algunos empleados públicos, la demora en el inicio de las obras de la Av. Dr. Casillas y Ruta 1, entre otras cosas.  Todas estas cosas influyen, pero a mi juicio no explican en resultado. 

Lo que explica el resultado es que todavía no logramos explicarle o demostrarle a todo nuestro pueblo el fenomenal impacto en la vida real de los chajarienses que tuvieron las gestiones de Néstor y Cristina.  No logramos explicar a TODOS, entre otras cosas, lo siguiente:

lunes, 19 de agosto de 2013

EL AMBIENTALISMO EMPIEZA POR CASA

De golpe fue catapultada a la fama una palabrita nueva, el fracking.  Una palabrita que movilizó opinión pública fuerte, que se hizo carne en nuestra sociedad y que dejó genuinamente preocupados a muchos chajarienses.  La discusión ha sido impulsada principalmente en las escuelas, influenciando muy fuertemente a quienes son más influenciables: los chicos.  Pero se olvidaron de contarles el resto de la historia.  Se les ha inculcado la queja, pero no la responsabilidad.  Es decir, qué tenemos que hacer, o mejor dicho, dejar de hacer, para tener un medioambiente sano, apto para las nuevas generaciones y libre de extracción de petróleo por métodos no convencionales.  A todos nos toca una parte de la responsabilidad.  Se podría aprovechar todo ese tiempo, dinero y esfuerzo invertido en promover la queja y la acusación, en concientizar realmente a los chicos sobre la responsabilidad ciudadana sobre el cuidado del medio ambiente. 

Bienvenido siempre el debate sobre la ecología.  Bienvenidas todas las discusiones sobre el cuidado del medio ambiente.  Bienvenido el despertar de conciencia ecológica.  Lo triste en este caso es que se impuso una discusión falsa, engañosa, y en algunos casos, cuando hay manipulación de niños con un interés político, es también malintencionada.  En principio porque el problema real es otro.  El problema real, el que nos puede cambiar la vida, es otro.  El problema es si vamos a cuidar el medioambiente o no.  Si vamos por el desarrollo sustentable o no.  Si vamos a cuidar nuestra agua y nuestros recursos naturales o no.  Si como pueblo vamos a estar a la altura de sostener en los hechos lo que exigimos a los gritos.

El consumo de ropa, motos, autos, viajes, celulares, electrodomésticos, dvds, playstations, computadoras, zapatillas, combustibles, neumáticos, repuestos, equipos de audio, etc. tiene su costo, que no solamente se mide en plata, sino en daño ambiental.  Y exige la extracción de petróleo.  Sin ese consumo o disminuyéndolo, el daño ambiental disminuye.  No hay otro modo de disminuirlo, porque no existen los magos, más allá de que algunos prometan magia en sus campañas electorales.  Ningún ecologista serio puede sostener científicamente que sea posible mantener este nivel de consumo, sin provocar un serio, muy serio daño a nuestros recursos naturales.  Mientras siga el consumo, va a ser necesario el petróleo, que no crece en los árboles y es necesario extraerlo.

No quiero la extracción no convencional de petróleo, para hablar con propiedad.  Tampoco quiero represas hidroeléctricas. Mucho menos antenas o termas. Minería muchísimo menos.  El daño ecológico de todas estas actividades es terrible, significan muerte. Es lo peor que nos puede pasar.  Ahora bien. No importa lo que quiera yo. Importa lo que el pueblo demande, pero no con la boca y los carteles, sino con los hechos.  Es decir, lo que el pueblo compre o lo que el pueblo use ¿Estamos dispuestos de verdad, no de pico, de verdad, a dejar o disminuir los hábitos que hacen necesaria la extracción de muchísimo  petróleo, o la generación de muchísima energía eléctrica, la explotación del turismo o la fabricación de cosas de metal?  ¿Estamos dispuestos a bancar la disminución del empleo y la actividad económica?  Ojalá que sí.  Porque no hay otra manera. Si no lo planteamos, la discusión se vuelve infantil.