martes, 31 de mayo de 2011

Hermes y Alfonsín on fire

Con los poquísimos datos que hay a mano y obviamente también por las propias limitaciones, lo que digo se queda en la superficie. Aún así me parece importante.

Para participar más o menos seriamente en una elección nacional es indispensable una estructura partidaria con presencia territorial en todo el país.  Una estructura que tenga locales partidarios, dirigentes, punteros, fiscales, militantes, plata (poca o mucha), dirigentes que puedan ocupar los miles de cargos en caso de ganar.  Hasta hoy, esa estructura solamente la puede garantizar el peronismo y el radicalismo.  Los demás están en pañales.  Se puede decir sin miedo al error que es imposible ganar una elección nacional si no se cuenta con esa estructura partidaria con presencia territorial en todo el país.

Eso lo sabe Binner, lo sabe Alfonsín,  lo saben todos.  El socialismo, si tiene alguna ínfima posibilidad de disputar algo de poder nacional, necesita al radicalismo.  La aventura de la alianza de centro izquierda con Solanas, Juez, Stolbizer, etc. es más testimonial que efectiva, a menos que signifique el inicio de un camino de construcción de la presencia territorial nacional necesaria para disputar el poder en el 2031.  No digo que es imposible, sino que es una carrera de largo plazo, desgastante, cara y que se comió a todos los que lo intentaron (Frente Grande, la UCeDé, el PI, el Modín, el ARI, etc.).  Diría, además, que es necesario.


Ahora bien, es fea la situación del Socialismo de Binner, porque ya demsotró que puede trabajar con el radicalismo, liderar el proceso y tener muy buenos resultados en la gestión y en las urnas (obvio, bajo el amparo de la prosperidad del vilipendiado modelo nacional).  Pero es obvio que la UCR no va a regalar su estructura así como así.  No solamente se presenta como incuestionable la candidatura a persidente del hijo de Alfonsín, sino que además Binner y los socialistas tienen que aceptar quemar en la plaza pública el discurso progresista, trágandose el sapo De Narváez.  Todo porque la potencia electoral del hijo de Alfonsín se va apagando rápidamente (de la mano de los rotundos fracasos electorales que está mostrando su partido) y necesita desesperadamente los votos que pueda arrimar el empresario.  Eso sin importar qué ideología tenga, ni a quién represente, ni nada de nada, más allá de los votos.

Hermes está complicado.  Le es indispensable la estructura de la UCR, pero se la venden demasiado cara.  Alfonsín también está complicado, cada vez mide menos y la UCR paga su incoherencia y su oportunismo en todos los distritos electorales en que se presenta.  

A mí me parece que no es bueno, porque el país necesita una oposición viva, capaz de proponer debates, que dispute el poder político por encima de los dictados de las corporaciones, como ya demostró Binner que se puede hacer, no así la UCR.  A ver qué sale.    

No hay comentarios:

Publicar un comentario