lunes, 1 de agosto de 2011

¿Por qué tiene esa impunidad el PRO?

Dice mi tía furiosmente antiperonista: "si no estás con ellos (por el gobierno nacional), cada vez que abren la boca sentís el garrotazo... y lo sentis fuerte".  No es importante para ella, porque jamás votaría un peronista, pero sí es importante para nosotros, porque supongo que los oficialistas no queremos lastimar a nadie, sino vivir en un país mejor.

Me pregunto por qué no funcionaron las acusaciones kirchneristas contra el macrismo, y creo que es por la misma razón que no funcionan las acusaciones opositoras contra el kirchnerismo.  Es decir, por exageradas y contínuas, se vuelven poco o nada creíbles.  Todo lo que se diga, se lee en el marco de la disputa de poder, y entonces deja de ser confiable.  CON TODA LA RAZÓN DEL MUNDO.  

También jugó un imporante papel en esto la estrategia electoral nacional -para mí miserable- de la dirigencia de los otros partidos, que consistió en dejar solo a Filmus en sus críticas válidas la PRO (e inclusive atacarlo), para impedir un eventual fortalecimiento del kirchnerismo para las elecciones nacionales.  Pero eso no explica todo.

Quizás lo que más cueste en política sea separar las ideas, los criterios de voto y las opiniones, de la cuestión personal (le pasó a Fito, por ej.). Porque una persona es buena o mala, con sus matices y complejidades, más allá de la concepción política que tenga.  O sea, puede pensar distinto y ser una gran persona, que no merece agravio, ni insulto, ni menosprecio, ni acusaciones ofensivas.  Tenemos grandes hijos de puta de nuestro lado y también los hay al frente.  La idea política o el criterio para votar es otra cosa.  Responde a una dimensión que no es ética, ni moral, sino práctica, sobre lo que uno supone que es mejor para una sociedad.  

Nos pasamos la historia peleando contra los unitarios, en lugar de pelear contra la idea unitaria; contra los federales, en lugar de hacerlo contra el federalismo; contra los fascistas, en lugar de contra el fascismo; contra los peronistas, en lugar de contra el peronismo; contra los zurditos, en lugar de luchar contra la izquierda; contra los pobres en lugar de luchar contra la pobreza; contra los ricos, en lugar de hacerlo contra la riqueza. El resultado es que todas esas ideas siguen vigentes, luego de haber asesinado a tanta gente.  Así corrieron ríos de sangre y jamás se logró anular al contrario.


Se cae de maduro entonces, que corresponde ponerse a pelear contra las ideas que consideramos erróneas o dañinas y no contra quienes las profesan, porque no es posible la anulación del otro, a menos que uno sea un criminal.  Tenemos que convivir y tratar de hacer prevalecer la idea de la que estamos convencidos, persuadiendo al otro de que es la correcta, o bien repensar las nuestras, o dar las batallas que uno quiera dar, en el ámbito de la argumentación, de la demostración, del respeto por la humanidad de quienes piensan distinto.  Encima esa es la única manera de convencer.

No parece tan raro. Si un tipo vota a Macri y en lugar de dar la batalla argumentativa le decimos que es un nazi y un imbécil, no lo estamos convocando, ni intentando incluir, sino que lo estamos echandoa patadas del el culo de un proyecto de país que pretendemos inclusivo.
Muchas veces el acontecer da una mano, como pasó en los 90.  Jodías con las privatizaciones, con hacer desaparecer el estado y bancaste 10 años de neoliberalismo, bueno, no hubo estado que intevenga, se cocentró la guita en pocas manos, se terminó el consumo, cerraron las fuentes de trabajo, te quedaste sin laburo y tuviste que ir a despedir a tu hijo que se iba del pais.  Encima te robaron los ahorros.  Hubo que aprender a la fuerza.

Con la barbaridad que falta todavía, hoy estamos en un momento lindo de ampliaciones de derechos, de inclusión social, de desarrollo económico, de impulso del área del conocimiento, etc.  Un hermoso momento para tratar de seducir, de sumar, a los pocos o muchos que se pueda.  Si estamos en lo cierto, el acontecer nos va a dar la razón y el que no ofendimos al pedo, por ahí revea lo que piensa y se venga chocho para este lado.

No hay que desesperarse.  La prueba de lo bien que venimos en la batalla ideológica (aún conciente de todo lo que falta), es que Macri para ganar tuvo que bajarse de la Presidencial, esconder a Larreta, Borrelli y Ritondo, tuvo que poner de vice a su Ministra de Desarrollo Social, tuvo que echar a Posse y guardarse las picanas que compró para la Metropolitana, tuvo que disolver la UCEP por el maltrato a indigentes y no pudo poner a Palacios al frente de la Metropolitana, tuvo que cambiar su discurso xenófobo para poner de lema un enorme BIENVENIDOS, no pudo privatizar nada importante y tuvo que arreglar las escuelas públicas, entre otras cosas.

Si, lo votaron y para nosotros es un garrón, pero no hay motivos para reemplazar la batalla ideológica por puteríos, porque está dando sus frutos, más allá de los partidos y más allá de los nombres.  Que se yo, me parece. 

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