martes, 16 de agosto de 2011

EL DÍA DE LA IGUALDAD

Son infinitas las actividades humanas, eventos, fiestas populares, actos privados y públicos  que se desarrollan en un país.  En todas existen privilegiados y relegados, también excluidos, por razones sociales, económicas, académicas, físicas, estéticas, sectarias, religiosas, ideológicas, políticas, etc.  Las fiestas populares masivas, por ejemplo, hacen visibles las desigualdades. 

Ni si quiera la navidad, con todo lo que significa para el sentimiento popular, es un canto a la igualdad.  Muchos niños no son visitados por Papá Noel o el Niño Jesús, no todos los niños reciben regalos de la misma calidad, los solos sufren su soledad de modo particular, las pérdidas familiares duelen más, los banquetes no llegan a las mesas de todos, etc.   Es decir, no es un día en el cual la igualdad bañe a nuestros ciudadanos. 

Tampoco sucede en las otras actividades de la vida social.  Sin embargo hay una excepción, un día igualitario, un día en el que todos valemos lo mismo, que todos tenemos el mismo derecho garantizado, y TODOS lo ejercemos de modo idéntico, a pesar de nuestras diversidades: El día de las elecciones es el único momento de la vida de un argentino en el que no existen privilegiados y relegados. Es el día de la igualdad.

Una mesa de votación es visitada por ricos, pobres, médicos, peones, famosos, ignotos, empleadas domésticas, maestras, altos, petisos, ladrones, honestos, solidarios, egoístas, bajos, pelados, peludos, buenos, malos, feos, lindos, sucios, limpios, discapacitados, viejos, jóvenes, putas, vírgenes, genios, brutos, fuertes, débiles, tímidos, extrovertidos, negros, gringos, descalzos, calzados, homosexuales, bisexuales, abogados, pescadores, deportistas, borrachos, indigentes, linyeras, pesados, ubicados…  TODOS, ABSOLUTAMENTE TODOS, VALEMOS LO MISMO, EJERCEMOS EL MISMO DERECHO, HACEMOS LA MISMA COLA, Y EL VOTO DE CADA UNO CUENTA LO MISMO: 1.  Así cada ciudadano, por más humilde y relegado que sea en su vida social, elige SU gobernante, en todo el país.  Pasa en La Quiaca, en Corrientes, en Tierra del Fuego y en Buenos Aires.  En la montaña, en el río, en la llanura. Hablando en español, guaraní o quechua, en Formosa y en Santa Ana, en Mocoretá y en Rosario, en Paraje Fortuna y en Villa la Angostura.  En cada perdido rincón de la enorme Argentina, entre llamas y guanacos o entre modernos autos, en el barro y en el asfalto, en todos lados.

No importa quién termine ganando, el hecho igualitario es previo al resultado y es lo más parecido que se puede encontrar a la justicia.  Lo que demuestra que la igualdad no es una utopía y que el estado la puede garantizar, un día cada 4 o 2 años.  Es poco, pero también es la esperanza viva de la posibilidad de ampliarlo.  Defendamos este día por favor, siempre, con uñas y dientes,  no lo despreciemos, es para vivirlo con intensidad, disfrutarlo, valorarlo profundamente, porque es lo más   humano que tenemos. 

El día de las elecciones es el día de la igualdad, es un día que nos salió muy caro y es nuestro mayor logro. 

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