miércoles, 22 de junio de 2011

PALABRAS VS HECHOS

El grupo A en acción, resolviendo los problemas de la gente
Digo, lo más sintéticamente que puedo.  Una casa se destruye en un par de días, pero construir esa misma casa lleva meses.  Eso es perfectamente aplicable a un país, una provincia o un municipio.  8 años fueron pocos para reconstruir lo que se destruyó con tanta eficacia. Se hizo mucho, demasiado, pero no suficiente.  No estamos en condiciones óptimas, falta mucho.  Trabajo en blanco y vivienda sobre todo.

Cualquiera arregla las cosas de pico.  Demostrar es otra cosa.  Prometer es más fácil que cumplir y de eso la UCR o el menemismo residual saben un rato largo.  Podemos aceptar miles de cuestionamientos, pero sabemos lo fácil que es atacar y lo difícil que es construir.  El Frente Para la Victoria tiene en su espalda la fuerza de los hechos.   Entonces la columna vertebral de esta campaña, lo que hay para ofrecer, es la confrontación de los HECHOS contra las PALABRAS.  Los floridos discursos opositores contra la inclusión real, contra un ladrillo sobre el otro, contra lo que se ve si uno no cierra los ojos.   Se pone en juego la capacidad destructiva de la dirigencia opositora que quedó bien clara en este tiempo, contra lo que mal o bien, como se puede, se CONSTRUYÓ en estos años.

El desafío político es construir una victoria electoral con propuestas, no con ataques.  Vale para todas las fuerzas que  se somenten a la consideración popular.   El tema es que a la luz de tanta promesa no cumplida en las elecciones legislativas pasadas, las propuestas opositoras son poco creíbles, por lo cual no son suficientes para ganar... entonces van a atacar.   Debemos tener el temple para soportar los ataques sin salirnos de una línea propositiva, pensando afuera del microclima dirigencial, en sintonía con las necesidades de la población.  Esos ataques, conforme se acerque la fecha de la elección, van a ser más y más duros, más y más arteros, más y más agresivos, más y mejor disfrazados de intenciones republicanas.  No importa, así es esto y es lícito que cada uno haga lo que pueda.  No creo que debamos entrar en ese juego.  No es bueno y además no nos conviene, porque llevamos las de ganar.

En algún momento las cartas se van a echar y veremos entonces de qué está hecho cada uno.  Desde mi subjetivísimo punto de vista, se pondrá a consideración un modo imperfecto de construcción, contra un modo imperfecto de destrucción.  Se confrontarán hechos contra quejas.  Se enfrentarán palabras con contenido demostrable, contra palabras solitas, bien articuladas, pero vacías.  Que nadie se vuelva loco, que salga pato o gallareta, es el famoso pueblo el que decide.  Eso es lo lindo de la democracia.

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