lunes, 11 de julio de 2011

PA-LI-ZA

Ayer fueron las elecciones en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la verdad es que en el Frente Para la Victoria nos comimos una paliza sin atenuantes. Es decir, se mejoró el rendimiento de otras elecciones, pero no es consuelo porque el PRO nos sacó 20 puntos, una exageración con remotísimas posibilidades de remontar.

Frente a esto, uno tiene el camino de sangrar por la herida, insultando y menospreciando a Macri o a sus votantes, quizás el camino más transitado por los militantes con el asunto fresquito, o bien pensar qué pasó, analizar, charlar, discutir para adentro y tratar de econtrar la manera de revertir en esta o en futuras elecciones la tendencia.

Desde mi humildísimo punto de vista, y sin vivir ahora en porteñolandia, los factores más determinantes de esta paliza fueron los siguientes.  


En primerísimo lugar, es que cuando no media alguna crisis económica o política seria, el voto tiende a ser, en todos lados, conservador. No en el sentido ideológico, sino en el sentido de no cambiar lo que hay y viene funcionando más o menos bien.  Así se explica que salvo el radical de Catamarca, en el resto del país, todos los gobernadores fueron reelectos, o en su defecto, los sucesores de gobernadores fueron electos. Eso independientemente de qué partido sean.  O sea, que el contexto económico favorable, garantizado por el gobierno nacional, explica este y otros triunfos reeleccionistas. Es esta también la razón de la alta intención de voto que tiene Cristina en Capital, pese a los números del PRO.

A esto podemos atribuir que Macri haya ganado, pero no que haya ganado tan lejos.  Me parece que juegan otros factores en esta diferencia. En principio el profesionalismo y la efectividad del marketing político del PRO, que no le funcionó a Filmus.  Macri cerró con Clarín, Majul y otros, logrando la pantalla que quiso, cuando quiso y una protección que Diego Gvirtz no le puede dar a Filmus.  Escondió a Rodriguez Larreta, puso a Michetti en el congelador, dejó de pegarle a Cristina, peló de vice justo a la ministra de Desarrollo Social, y expuso una imagen más apolítica, bonachona, en la campaña, que le rindió buenos frutos.

También parece haber sumado mucho la campaña furiosa de las otras fuerzas políticas contra el Frente Para la Victoria, tratando de robarle el lugar en la segunda vuelta.  Los que se dicen progresistas volvieron a equivocar el blanco, y volvieron a regalar el poder a la derecha, como vienen haciendo hace mucho, pese a los floridos discursos.  

El hecho de que Cristina tenga una altísima intención de voto en Capital tira por tierra cualquier interpretación de castigo al kirchnerismo, o de nacionalización de la contienda.  Sobre todo porque el PRO no tiene representación nacional y este triunfo por resonante no deja de ser un premio consuelo para el empresario que tuvo que bajarse de la elección nacional.
Hay que decir que más allá de las interpretaciones, nos cagaron a palos, sin excusas ni atenuantes.  Nos recontra cagaron a palos. Ahora, si nos dieron una biaba a nosotros, que sacamos el 28%, suponer que este logro del PRO puede ser capitalizado en elecciones nacionales por la UCR, la Coalición Cívica o el Duhaldismo, con sus respectivos 1%, 2% y 3%, es poco menos que ridículo.

El peor camino es insultar al votante de Macri, en política hay que seducir, convencer, conquistar o dedicarse a otra cosa.  Así estamos, esto es lo que hay, los porteños se manifestaron y en todo caso son ellos los que van a sufrir o disfrutar el gobierno que elijan. 
 

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