sábado, 30 de abril de 2011

COMO TROMPADA

No tiene nada que ver con el texto, pero qué foto!!
A esta altura puede decirse que ha irrumpido como piña en la escena argentina un nuevo elemento político.  Un fenómeno que diariamente suma influencia y que está disputando seriamente una participación en la construcción simbólica nacional.

Tenemos un importante número de personas, intelectuales, obreros de la construcción de sentido político nacional, que tienen algo que decir y logran hacerlo gracias a las redes sociales y a la participación que obtienen de los medios de comunicación kirchnerista o de organizaciones sociales.  Algo nuevo que decir.  Algo creativo. Algo interesante.  Algo seductor.  Algo comprometido.  Algo que despierta adhesión por la sola fuerza de la palabra, puesta en relación con la realidad cotidiana.  

Hay muchos, se me ocurre Hernán Brienza, Dante Palma, Lucas Carrasco, Mendieta, pero son muchísimos, miles.  Algunos más conocidos o más sólidos como los que nombré, otros menos. Ignotos y famosos, brillantes o medio torpes, hay miles de nuevos militantes de la construcción de sentido en Argentina, a fuerza de blogs y redes sociales, pero principalmente a fuerza de lectura, información, análisis y producción de una enorme cantidad de textos políticos, que provocan su lectura.  Quien es capaz de despertar más interés, tener más seguidores, o presentar un nivel de análisis más interesante, llega a los medios o es invitado a dar charlas y su palabra se presenta con mayor fuerza, por mérito propio.


Ese ya es un mérito enorme, lograr visibilidad nacional casi desde el llano.  Pero hay otro mérito más profundo, con potencial revolucionario.  Esta gente, ese colectivo, está dando una batalla monumental, haciendo un trabajo de hormiga, para cambiar los criterios tradicionales del voto en Argentina.  Argumentan, todos los días contra los modos tradicionales, cristalizados, de ver la política.  Se pone en cuestión la demonización del movimiento obrero, o de Hebe, o de esos personajes que el poder privado determinó que sean malditos. Lo hacen fuerte, sólida e insistentemente.  Se descula la ubicación del poder, los intereses detrás de cada noticia, las estrategias de cada fuerza política.  Se descubre la torpeza detrás del criterio de honestidad a la hora de elegir un proyecto político, por ejemplo, o la pelotudez de la pureza ideológica.  La batalla sin cuartel se da contra el medio pelo jauretcheano, contra eso que los porteños llaman tilinguería, contra todas las cosas que por repetición se habían vuelto incuestionables.  Se ejerce, del modo que se puede, el pensamiento nacional, haciéndose cargo de la pertenencia, sin vender humo independiente.  De frente y poniendo la jeta, como a mis 34 años no recuerdo que se haya hecho alguna vez.
El fenómeno entró en la historia como trompada, sin avisar y sin pedir permiso.  La oportunidad apareció con la redes sociales y el pensamiento nacional -vetado en los medios masivos y azuzado por el conflicto de las patronales rurales- primereó en esta cancha.  Nadie sabe cómo va a seguir esto, pero hasta ahora los resultado son impresionantes.  Información, pensamiento y análisis a escala nacional, a disposición de la formación de nuevos cuadros.  Se está sembrando conciencia y cuando sea el momento veremos los resultados.  Si desde el pueblito de Chajarí, Entre Ríos, yo puedo evaluar estas cosas, será que un par más lo pueden estar haciendo en el resto del país.  Algo está cambiando en Argentina, más allá de los indicadores sociales y la intención de voto, algo más profundo y perdón la ingenuidad, pero al menos yo, estoy profundamente esperanzado. 

1 comentario:

  1. CUMPA EXELENTE!!! COMO SE EXTRAÑAN SUS DEBATES...UN ABRAZO. Marcelo Cabrera

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